Blinken rechaza las afirmaciones de una "guerra fría" entre EEUU y China
El principal diplomático estadounidense dice que los países no deben elegir un lado a la vez que Biden adopta una postura dura ante Beijing.
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Antony Blinken, el más alto diplomático estadounidense, ha rechazado las afirmaciones de que EEUU está enfrascándose en una guerra fría con China, durante una visita a Londres para debatir con sus homólogos del G7 la mejor manera de responder a los retos que plantea Beijing.
En una entrevista con la editora del Financial Times, Roula Khalaf, para The Global Boardroom, Blinken dijo que se resistía a "poner etiquetas a la mayoría de las relaciones, incluyendo ésta, porque es compleja".
"No se trata de iniciar una guerra fría, se trata de hacer lo necesario para garantizar que la democracia sea fuerte y resistente para poder satisfacer las necesidades de su gente", dijo, refiriéndose a la intención de Washington de celebrar una "cumbre sobre la democracia" más adelante en el año.
Joe Biden, el presidente estadounidense, ha prometido "ganar" el siglo XXI en lo que ha descrito como una "batalla" entre democracias y autocracias y ha señalado las actividades chinas que, según EEUU, están dañando el orden internacional.
Las relaciones entre EEUU y China se deterioraron bajo la administración Trump y los países siguen enfrentados por cuestiones como la seguridad, los derechos humanos, la propiedad intelectual y las normas que rigen el comercio.
"No les pedimos a los países que elijan [entre EEUU y China]", añadió Blinken en sus declaraciones en el evento FT Live del martes, que se transmitieron después de que los países del G7 comenzaran su reunión con una sesión sobre China.
Antes del evento, un funcionario del Departamento de Estado de EEUU dijo que la sesión del G7 del martes por la mañana pretendía ser un foro para debatir cómo trabajar estrechamente con los aliados y socios para abordar los desafíos compartidos desde una posición de fuerza.
Blinken dijo que EEUU reconocía que los países tienen relaciones complicadas, incluso con China, y que no creía que las relaciones económicas de otros países con Beijing "deban cortarse o terminarse". Sin embargo, dijo que EEUU quería fomentar y proteger las normas básicas que rigen el comercio, el medio ambiente, la propiedad intelectual y la tecnología.
Biden ha sorprendido a muchos expertos en política exterior al adoptar un enfoque hacia China que tiene muchos puntos en común con la dura postura adoptada por el expresidente Donald Trump. Una gran diferencia ha sido el importante esfuerzo que se ha hecho para trabajar con los aliados y socios de EEUU con el propósito de crear una mayor influencia para hacerle frente a Beijing.
Su enfoque ha sido bien recibido por aliados en Asia, como Japón y Australia. Pero en la Unión Europea (UE) existen preocupaciones de que el bloque quede atrapado entre EEUU y China, especialmente en Alemania.
Angela Merkel, la canciller alemana, ha dicho que la UE y EEUU no coinciden en todo y que está "absolutamente claro" que sus intereses "no son idénticos" en cuanto al tema de China.
El G7 está formado por EEUU, Canadá, Reino Unido, Francia, Alemania, Italia y Japón, y este año el Reino Unido también ha invitado a Australia, India, Corea del Sur, Brunéi y Sudáfrica a asistir como invitados.
Biden convocó recientemente la primera reunión a nivel de líderes del Diálogo de Seguridad Cuadrilateral, o el Quad — un grupo que incluye a EEUU, Japón, India y Australia — como parte de esta iniciativa de colaboración con los aliados para contrarrestar a Beijing.
Evan Medeiros, profesor de estudios asiáticos de la Universidad de Georgetown, dijo que el compromiso del equipo de Biden con el G7 formaba parte de su esfuerzo para formar coaliciones para hacerle frente al desafío de China.
Medeiros dijo que la administración estaba siguiendo la estrategia correcta al decir que EEUU no quería una guerra fría y no quería que los países eligieran un lado, pero añadió: "La realidad es que todo el mundo tendrá que tomar decisiones cuando se trata de China".
Sin embargo, Bonnie Glaser, directora del programa para Asia del German Marshall Fund de EEUU, destacó la preocupación de algunos por la postura "demasiado agresiva y de confrontación" de Washington.
"Definitivamente tengo la impresión de que los alemanes y algunos otros europeos están realmente descontentos con el enfoque estadounidense hacia China", dijo.
En marzo, EEUU, la UE, el Reino Unido y Canadá coordinaron la imposición de sanciones a funcionarios chinos por el trato que el país les da a los musulmanes uigures en la región occidental de Xinjiang, lo cual provocó sanciones de represalia por parte de Beijing.
Funcionarios de la administración Biden, entre ellos Blinken, enmarcan el futuro de la relación de EEUU con China como "competitivo, colaborativo y adverso", dependiendo del tema en cuestión.
Washington quiere cooperar con Beijing en cuestiones de política exterior, como Irán, Corea del Norte y el cambio climático, al tiempo que defiende los intereses estadounidenses en los ámbitos militar, tecnológico y económico y rechaza las violaciones de los derechos humanos en Hong Kong y Xinjiang.
Blinken afirmó que en los últimos 15 años se ha producido "una recesión democrática en todo el mundo", pero admitió que EEUU tiene sus propios retos "evidentes para todo el mundo" en materia de democracia, en una referencia ligeramente velada a las disputadas elecciones presidenciales y a los atentados al Capitolio del 6 de enero.